Declarado Zona Típica, Isluga conserva uno de los conjuntos religiosos más bellos del altiplano. Se trata de un pueblo ritual, cuyo tipo es escaso en estos días y que es propio de la cultura de los pastores altiplánicos.
Situado a 3.900 metros de altitud, sus habitantes acuden al poblado para celebrar el carnaval, la fiesta de Santo Tomás Apóstol o con motivo de funerales. Antiguamente, cumplían la misma función los poblados de Parinacota, Caquena, Guallatire y Cancosa. Durante el verano, la oscilación térmica puede variar entre los 20ºC hasta los 0º, y la lluvia es generada por el invierno boliviano.
De acuerdo a la cosmovisión aymara, Isluga es el centro ritual del área antes descrita y el lugar donde se dividen las dos parcialidades o sayas -arriba y abajo- que forman su mundo. Por su carácter de centro ceremonial, este poblado permanece deshabitado durante todo el año, excepto para las fiestas y conmemoraciones, fechas en que se llena de gente, música y bailes tradicionales. Históricamente, el único habitante de Isluga es el llamado "fabriquero", custodio del templo.
La iglesia responde al patrón constructivo característico de las del norte del país, al que se le puede denominar como etno-vernacular andino. Se presume que ésta data del siglo XVIII, época en la cual la Iglesia Católica incrementó su acción evangelizadora hacia las etnias altiplánicas.
El espacio religioso de Isluga está conformado por la iglesia, de una nave, y un campanario, ligeramente separado de la misma. Ambas estructuras están rodeadas por un muro perimetral al atrio.